El primer año de gobierno de AMLO está lleno de claroscuros. En temas económico, la economía mexicana está estable, pero sin crecimiento.
Las percepciones y los análisis económicos en torno al primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) son dispares y mientras unos reconocen la estabilidad que se ha logrado a pesar de los choques externos y la incertidumbre interna, otros destacan la recesión técnica a la que se adentró México en el primer semestre de su gobierno.

En gobiernos anteriores, México había mantenido una economía con crecimientos promedio de entre el 2 y 3 por ciento al final de cada sexenio.[1] Estas cifras, según analistas, estarían por arriba de las proyecciones de crecimiento económico con el gobierno de AMLO, el cual, en los tres primeros trimestres de administración ha mantenido un crecimiento “cero” con índices de haber caído en una recesión técnica en el primer semestre del 2019.

Los números no mienten y la economía mexicana pareciera ir de mal en peor con la administración de López Obrador; sin embargo, hay entusiastas que defienden el modelo adoptado por el nuevo gobierno y auguran otro panorama para el cierre del sexenio.

¿Cuáles son las buenas señales?
El Instituto Mexicano de ejecutivos de Finanzas (IMEF) destacó que el primer año del gobierno de AMLO contó con elementos destacables que mantuvieron finanzas públicas sanas y variables macroeconómicas estables, en reacción a la disciplina fiscal, el manejo y el respeto de la autonomía del Banco de México, así como la búsqueda de un mecanismo alternativo y contracíclico que permitieran sanear las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex)

Para Fernando López Macari, presidente del IMEF, otro aspecto aceptable del primero gobernó de AMLO son el impulso de políticas públicas a favor del combate a la pobreza, la atención del desarrollo en el sureste mexicano y la estrategia de combate a la corrupción.

Si bien el gran ausente del 2019 fue el crecimiento económico y, de acuerdo con estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el mismo llegará al 0.2 por ciento en el 2019, el cambio de modelo en el nuevo gobierno no deja de ser esperanzador al mantener estables variables como la inflación y el tipo de cambio.

El salario es otro punto a destacar. En la administración de López Obrador se logró un incremento salarial el cual abona a mejorar el bienestar de la población menos favorecida, además de incluir en los programas una pensión universal para los adultos mayores.

Pero ¿por qué Mexico no crece?
Uno de los detonantes del crecimiento económico es la inversión en proyectos de infraestructura, ya que permite la reactivación de las industrias, incrementa el empleo formal y la recaudación fiscal.

En el primer año de gobierno de AMLO, la inversión privada sufrió un freno en seco. Eventos desacertados para los empresarios, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) y la presunta cacería en contra de evasores fiscales, fueron dosis directa de incertidumbre.

Los recortes al presupuesto que nacieron de la mano de la Ley de Austeridad tampoco fueron bien vistos por el sector privado, acostumbrado a obtener jugosos contratos gubernamentales. Todo esto, aunado a hechos políticos como la Ley Bonilla y la equiparación de los delitos fiscales a delincuencia organizada, han sido alimento directo a la incertidumbre, el peor enemigo de la inversión.

En el primer año de gobierno de AMLO, México sufrió de nulo crecimiento y fue hasta la última semana de noviembre que el gobierno federal presentó su Plan Nacional de Infraestructura que, si bien ha sido aceptados por los distintos niveles empresariales, no deja de “llegar tarde” desde el punto de vista fiscal, ya que en temas económicos el freno se verá reflejado en la recaudación que se dejará de percibir en 2020 por la inactividad del 2019.

Lucha contra la corrupción, el arma secreta
A pesar de los datos que arroja el análisis económico, parece que a López Obrador lo que menos le preocupa es el cero del crecimiento.

Para el presidente, el punto clave para mantener el nivel de crecimiento al menos en los parámetros en los que cerró 2018, es la lucha que ha comenzado contra la corrupción, principalmente contra el robo de combustible y que ha destapado una cloaca de redes de operación en donde están involucrados funcionarios públicos, empleados de Pemex, empresarios y por su puesto el crimen organizado.

Otro punto clave para impulsar el crecimiento señalado en el modelo de “economía moral” impulsado por el gobierno federal, es el incremento de consumo desde la economía familiar.

Las Becas del Bienestar han sido programa clave en la redistribución del Ingreso y, de acuerdo con estimaciones y los “otros datos” del presidente, el consumo interno directamente en tiendas locales permitirá un despertar de la base poblacional menos favorecida.

Al cierre del primer año de gobierno de AMLO, parece que los analistas y el gobierno están jugando a las vencidas al revelar sus proyecciones de crecimiento; pero, a pesar de los “otros datos”– que apuntan a que “México está feliz, feliz, feliz” – la realidad es que técnicamente México no crecerá al dos por ciento anual como lo espera el presidente.

[1] Carlos Salinas, el PIB creció en promedio del 4 por ciento, con trampolines artificiales que cobraron factura en el llamado “error de diciembre”. Ernesto Zedillo enfrentó un derrumbe del 6.4 por ciento del PIB con crecimiento promedio del 3.4 por ciento. Vicente Fox enfrentó la caída del 0.4 por ciento por la contracción de la economía de Estados Unidos en 2001, pero logró un crecimiento del 2.3 por ciento. Felipe Calderón enfrentó la crisis global del 2009 con una caída del 5.3 por ciento del PIB, logrando una recuperación del 3.5 por ciento de crecimiento promedio al cierre de su sexenio. Finalmente, Enrique Peña logró un crecimiento del 2.17 por ciento y una fuerte devaluación del peso durante su sexenio.

El Semanario

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