ese a las expectativas poco favorables generadas en torno al primer año de gestión del actual gobierno federal, se espera que el año 2020 sea mejor que el 2019, se espera que se hayan aprendido algunas lecciones de este primer año de gobierno para que se sienten las bases para un mejor desempeño que genera mayor confianza.
Comentó lo anterior, Fernando López Macari, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) en entrevista con LA REVISTA PENINSULAR, y agregó que para entender el comportamiento económico y financiero del país es necesario hacer una retrospectiva con el pasado reciente:

“Hay que recordar que 2018 cierra con crecimiento económico del 2% del Producto Interno Bruto, entonces la expectativa para el primer año de gobierno de AMLO era que tuviera un menor crecimiento económico porque típicamente cuando hay un cambio de administración federal se genera un menor dinamismo económico asociado con la curva de aprendizaje de los funcionarios que llegan al gabinete, pues no saben todavía cómo instrumentar los programas o aplicar el presupuesto, esto se da de una manera natural, se dio con Fox, con Calderón y con Peña Nieto”.

“Nuestra perspectiva era que inicialmente México pudiera crecer en rangos del 1.8 por ciento durante todo el 2019, pero no contábamos con que a principios del 2019 íbamos a despertar con un desabasto de combustible, principalmente, en la zona del Bajío, Aguascalientes, Guanajuato, Zacatecas, Jalisco, en toda esta zona que además hoy es la zona que más aporta al Producto Interno Bruto de nuestro país, por ser una zona industrial”.

Este desabasto de combustible que se da por el combate al huachicoleo disminuyó la actividad económica en esa zona de manera importante durante enero y la primera quincena de febrero, agregó.

Si a eso le sumamos –continuó-, el bloqueo de ferrocarriles en Morelos y los paros laborales en Matamoros, Tamaulipas, que vinieron después de esos eventos, más una ausencia de falta de permisos, de licencias de construcción en la Ciudad de México que, prácticamente se reactivaron hasta octubre ; había muchas irregularidades, eso paró una de las actividades más importantes que es la construcción y que representa el 62.5 por ciento de la actividad económica del país, eso de alguna forma desaceleró el proceso de crecimiento.

Entonces –abundó-, todas estas acciones que se han conjuntado han obligado a que vayamos disminuyendo las perspectivas de crecimiento económico mes a mes. En el IMEF hacemos una encuesta mensual de evaluación de estudios económicos con 32 especialistas muy prestigiados, y los resultados nos han llevado a tener que disminuir hasta el día de hoy la perspectiva de crecimiento al 0.01 por ciento para el país en este 2019.

“Sin embargo, para el 2020 nuestra perspectiva es que vamos a crecer un poco arriba del 1 por ciento del PIB. Hay que tener en cuenta dos cosas, la primera, que el crecimiento se mide tomando en cuenta el crecimiento del año anterior, es decir, si en 2019 tenemos un crecimiento del 0.01 pues crecer 1% pues tampoco es muy halagador, apuntó el especialista. Y la segunda, que hay crecimientos que se van a dar por inercia o por naturaleza, por ejemplo el 2020 será un año bisiesto, en un año bisiesto hay más días laborales, estos días laborales está comprobado que aportan .25% del crecimiento del PIB, si a eso se agrega que es muy probable que se apruebe el Tratado de Libre Comercio (Temec) si no a finales de este año si en el primer trimestre del próximo, eso le dará certeza a las inversiones transnacionales que por fin va a detonar estos proyectos de inversión y creemos que eso va a impactar de manera importante”.

Por otra parte, la producción de petróleo en México ha sufrido una caída muy importante en este rubro y a eso se debe en gran medida la falta de crecimiento económico. El Sur-sureste le apostó al petróleo, le apostó Campeche en Ciudad del Carmen y Tabasco en Villahermosa y la frontera con Campeche, el sur de Veracruz con el área de Coatzacoalcos, y fue muy rentable durante mucho tiempo, pero lo que pasó es que –durante la época de Fox el barril de petróleo se vendía en 100 dólares y hoy ese mismo barril se vende entre 50 y 60 dólares, explicó.

Asimismo, explicó que en el sexenio de Fox se abrieron muchos pozos petroleros basados en el que el costo de extracción no importaba porque el precio de venta era muy alto y quedaba un buen margen de utilidad, pero cuando se presenta la caída de los precios, en el sexenio de Peña Nieto, se ordena el cierre de algunos de esos pozos porque el costo de producción era mayor al de venta, entonces cada vez que se producía, PEMEX estaba perdiendo dinero.

“Incluso el precio del petróleo llegó hasta los 20-30 dólares por barril, y ahora que está a 50 pues pensamos que ya vuelven a ser rentables algunos de estos pozos que se cerraron y que sabemos que Pemex va a reactivar en el 2020 y eso podría ayudar a generar una mayor actividad económica”.

Ese fue el proceso que se vivió en el 2019 y el contraste lo que vamos a ver en el 2020 de manera inercial. Pero lo que es importante apuntar la falta de inversión, la caída de inversión fija bruta, que tuvo una caída de acuerdo con datos del Inegi, que no se experimentaba desde el 2015, y que de alguna forma se ha provocado por la falta de credibilidad y certidumbre sobre la nueva política de gobierno de AMLO.

En este sentido, hay que divorciar la discusión política de la económica-financiera porque si bien el presupuesto ya se aprobó bajo un ambiente donde había bloqueos en la cámara y los legisladores accionaron un mecanismo alterno que los llevó a sesionar fuera de la sede y que concluyó con la aprobación del presupuesto, finalmente eso le genera certidumbre al país, porque la otra cara de la moneda es que hoy estuviéramos todavía con discusiones y bloqueos sin tener todavía un presupuesto.

Pero además –subraya el entrevistado-, se aprueba un presupuesto que es responsable desde el punto de vista fiscal financiero, es decir, mantiene un superávit primario, que quiere decir que gastará solamente lo que se obtiene de ingresos, que no tendrá endeudamiento adicional y que se mantendrá sobre variables como el tipo de cambio, crecimiento económico que pudieran ser aterrizadas o ancladas. En este sentido es que decimos que el presupuesto le genera una certeza al gobierno y al clima de negocios en México.

¿Se verá reflejado en el bolsillo de la gente?

Hay que diferenciar dos temas, el primero es que la gente si está sintiendo una diferencia en su bolsillo a favor, esta diferencia está viniendo por los aumentos salariales que se decretaron el año pasado y segundo por los programas de asistencia social que se dan de manera directa y tercero por un ambiente de consumo que ha sido factible por la baja inflación que se está viviendo en México, es decir, al tener una inflación muy controlada, los cambios en los precios son menores y hay más confianza en el consumidor con respecto a sus gastos, explicó.

“Estos factores los está sintiendo el ciudadano promedio y se está reflejando en la aprobación de AMLO pero por otro lado están las grandes inversiones de largo plazo que se requieren para garantizar que se sigan ofreciendo los empleos en México”.

En el 2017-18 hablamos de 800 mil empleos generados en el IMSS hoy estamos viendo 400 mil muy por debajo de lo que se esperaba, y eso en el largo plazo es poco sostenible porque estos empleos van a empezar a hacer falta y tendrán su efecto en el tejido social que pueden resultar en brotes de violencia, puntualizó.

 

La Revista

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