México tiene 5 millones 786 mil 819 “puestos de trabajo remunerados del Sector Público”, refieren datos del Inegi hasta 2016. Esta masa de servidores del Estado costó a los mexicanos 18 billones 087 mil 797 millones de pesos, entre 2003 y 2016. En ese periodo, su tamaño aumentó en 20.32 por ciento, sumando cada año, en promedio, más de 75 mil funcionarios a sus filas.
El crecimiento tuvo mayor énfasis durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (que concluyó con 649 mil 503 burócratas más), seguido por el de Enrique Peña Nieto (206 mil 923) y el de Vicente Fox Quesada (120 mil 884). Para analistas consultados, la burocracia en México está “inflada” sin ser “funcional”. Ello se debe a una falta de estrategia en los procesos de contratación, a límites legales que deben ser revisados, así como a usos discrecionales auspiciados por la falta de transparencia.
En el marco del recorte de plazas y la reducción salarial anunciada por el Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, los analistas advirtieron que sanar la cuenta pública no demanda sólo reducir el gasto, sino volver más eficiente a la Administración Pública Federal, porque no lo es. Este proceso implicará generar estímulos por mérito, fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas, además de generar contrapesos reales al Ejecutivo federal.
Ciudad de México, 16 de agosto (SinEmbargo).- Por cada 21 ciudadanos mexicanos, hay un burócrata. En total, México tiene 5.7 millones de funcionarios públicos en los tres órdenes de gobierno. Para especialistas consultados, el tamaño de esta masa de administrativos se justifica por la circunstancia histórica de la Nación. Sin embargo, su “ineficiencia” no excusa su magnitud, su costo monetario, ni la función que cumple.

“Desde hace tiempo, pero en especial en este sexenio, se ha inflado el número de funcionarios públicos. Y podemos ver realmente una duplicidad [o una] triplicidad de funciones con prestaciones que simplemente no van al caso; [con] un gasto cada vez más ineficiente; [con] funcionarios públicos llenos de prepotencia y con un influyentismo que está en su apogeo… Y ha llegado a un momento en que el pueblo simplemente se hartó y se notó, básicamente, en las urnas”, dijo en entrevista el doctor Jonathan Heath Constable, uno de los economistas más destacados de México.

Entre 2003 y 2016, la burocracia mexicana creció en un 20.32 por ciento, con la incorporación de 977 mil 310 funcionarios públicos, refieren cifras del Banco de Información Económica del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). Durante los años correspondientes al sexenio de Vicente Fox Quesada (2003-2006), el incremento fue de 2.51 por ciento. Con Felipe Calderón Hinojosa (2007-2012) el cuerpo de burócratas aumentó en 13.17 por ciento. Y durante los primeros tres años de la administración de Enrique Peña Nieto (2013-2016) hubo un alza de 3.71 por ciento adicional.
Este aumento obedece –en parte– a los cambios de partido que se dieron entre 2000 y 2012, en un intento por “meter gente que impulsara ciertas agendas de visión de país”, acorde al grupo en el poder, explicó el maestro Fernando Vázquez Bravo, de la organización de economía estratégica empresarial, Consultores Internacionales.

Los 5 millones 786 mil 819 administrativos que tenemos en la actualidad incluyen al personal de base o de confianza, así como a los empleados transitorios de carácter administrativo (docentes, de seguridad pública, médicos, enfermeras, diputados, senadores, asambleístas, regidores, síndicos, del ejército, la fuerza aérea y la armada nacional).

Esta base de servidores públicos tiene un costo promedio anual de 1 billón 291 mil 985 millones 500 mil pesos, según las cifras oficiales. De acuerdo con una solicitud de información hecha por SinEmbargo al Inegi, “el monto acumulado [de remuneraciones del sector público] para el periodo de estudio (2003-2016) es de 18,087,797 millones de pesos”.

No obstante, el tamaño y el gasto de la burocracia mexicana “no se justifica en el sentido de su ineficiencia”, dijo en entrevista Heath Constable. “El Gobierno federal nunca había gastado tanto; pero nunca había contribuido tan poquito al crecimiento económico de México […]. Como economista, diría que la tragedia más grande de este sexenio es justamente la ineficiencia del gasto público”.

De 2013 a 2018, por ejemplo, el pago en servicios personales del Gobierno federal aumentó en 26.63 por ciento (al pasar de 963 mil 689 millones a 1.2 billones de pesos). En ese mismo periodo, refieren datos del Presupuesto de Egresos de la Federación, la inversión en servicios públicos decreció en 10.12 por ciento (al pasar de 643 mil 892 a 716 mil 440 millones de pesos). Este tipo de contrastes ejemplifican “un gasto exageradamente ineficiente”, según Heath.

Para el consultor independiente, en México hay un problema estratégico en la manera en que las dependencias de gobierno eligen a sus funcionarios. Y lo que hace falta, por tanto, es una reorganización del cuerpo de servidores públicos “con conocimiento de causa”. Es decir, estudiar caso por caso para reducir las plazas inútiles sin sacrificar a aquellas personas que, a pesar de haber ingresado a la Administración Pública Federal por estructura política, tienen un grado de especialización que resulta “muy valioso” para el país.

“Hay un abuso en salarios muy elevados con prestaciones exageradas en muchas áreas de la Administración Pública”, expresó. Y el gran problema de la burocracia en México es que “hace falta una estructuración muchísimo más robusta del Servicio Profesional de Carrera”, coincidió el maestro Vázquez Bravo de Consultores Internacionales.

Sin Embargo

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